La historia de Lizzy comienza con una familia normal: un padre, una madre y cinco hermanos pequeños. Su vida cotidiana se vio comprometida cuando el día de su cumpleaños, un 24 de diciembre, irrumpieron en su casa y asesinaron a su madre. Su padre los trasladó a una laboratorio y comenzó un periodo de terror para la familia donde sufrirían diversas experimentaciones cuyo objetivo nunca supieron. Después de cientos de años entre laboratorios, jeringuillas, tubos de ensayo y paredes blancas, el padre de Lizzy consiguió lo que tanto ansiaba: insertar genes de dragón milenario en el cuerpo de sus hijos. No obstante, no todo salió como esperaba ya que solo Lizzy y su hermano consiguieron salir de una pieza. Cuando la niña vio lo que había hecho de sus hermanos, ahora siendo monstruos horribles que solo se causaban a sí mismos sufrimiento, decidió acabar con ellos para darles la paz que necesitaban.

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Los siguientes años Lizzy estuvo en la caballería. Al ser una mujer tuvo que soportar insultos y agresiones machistas, incluso intentos de asesinato de parte de sus compañeros, al menos hasta que el mismo rey la llamó. La hizo sellar una promesa con un hechizo: ella sustituiría a la princesa elfa Lizarel que se había dado a la fuga a cambio de dejar con vida a su hermano, también presente en la caballería. Poco tiempo después acabaría en Dystopia, lugar donde se enamoraría y tendría a dos preciosas hijas gemelas.